Nombremos las cosas como son
Los miembros de la llamada “comunidad” LGBT en general manifiestan graves problemas de conducta sexual, la cual pensadores marxistas, para actualizar la supuesta “lucha de clases”, elevan dichas conductas a la clase de “minoría sexual” oprimida por una “mayoría sexual” opresora» el patriarcado heterosexual. De esta manera, pretenden que la liberación sexual va a destronar al supuesto “patriarcado heterosexual” y esta es la razón por la que se permiten y alientan las conductas sexuales más aberrantes, lo que ellos llaman como «disidencias sexuales». Es en este contexto que propuestas como la ESI toman sentido (leer acerca de su origen acá).
Y que quede claro: no existe el homosexual, el heterosexual, la lesbiana, el transexual, etc. Lo que existe son hombres y mujeres, lo cuales tienen determinado “comportamiento” o “conducta” sexual. Porque si elevamos el comportamiento a identidad, eso significa que ya caímos en la trampa de la ideología de género, ya que esta ideología busca dar a las distintas conductas sexuales la categoría de “individuo”, de tal manera que legalmente se pueda considerar persona: y así tenemos al homosexual, el heterosexual, la lesbiana, el bisexual, el transexual, el transgénero, etc. Por eso, los promotores de esta ideología de género falsamente hablan de derechos LGBT, los cuales ellos pretenden están a la par de “derechos humanos”, pero a los cuales se les debe otorgar aún más protección debido al carácter oprimido del grupo. Pero ¿para qué crear nuevos derechos si ya están todos deducidos en el derecho internacional y constitucional? Porque quieren elevar la conducta a una categoría que no corresponde, y desde ahí entablar una discusión en el plano legal.
El problema es que estas categorías no tienen ningún fundamento real (ni científico por ende) y deben ser rechazadas de lleno. Una vez que aceptamos las categorías LGBT y también la del heterosexual, ya es demasiado tarde. ¿Qué hacer? Debemos cambiar la forma ideológica de pensar y expresarnos que sin querer muchas veces es parte de nuestra vida diaria. ¿Uso de esas categorías en mi habla para referirme a determinados hombres o mujeres? Si la respuesta es afirmativa, es señal que ciertos presupuestos ideológicos se han metido en mi estructura mental y es necesario corregirlo.
Esta categorización comenzó con la creación de los términos “homosexual” y “heterosexual” que luego se extendió a todo el paragua de conductas sexuales LGBT.[1] Ahora, si bien el término “homosexual” se inventó en 1869 para describir lo que se conocía como las patologías de la “androfilia” (para el hombre) y “ginefilia” (para la mujer), no fue hasta mucho después que fue incorporada dentro del marxismo por el activista estadounidense Harry Hay.
Harry Hay (1912-2002) era miembro del Partido Comunista desde 1934. Fue él quien fusionó la conducta homosexual con la dialéctica marxista de la lucha de clases. ¿Cómo lo hizo? Considerando a la conducta sexual no como conducta, sino como identidad personal. Entonces el resultado es el “homosexual” y la “comunidad homosexual”. Es así que inventó la teoría de origen marxista de que los “homosexuales” constituían una “minoría cultural” oprimida por la “mayoría heterosexual dominante”.
El arma de siempre ante el público fue el causar compasión de la población debido al carácter oprimido y victimizado de la minoría sexual, para así lograr que una gran parte de la población se “solidarice” con esta causa. De ahí el por qué del resaltar una y otra vez la idea de la “opresión” de la que esta “minoría cultural” es víctima por culpa del “patriarcado heterosexual”.
El objetivo último del marxismo LGBT que promueve la ideología de género (por medio de la ESI y otros medios políticos y legales) es la creación de un nuevo modelo social impuesto a la fuerza en todos los ámbitos de la vida humana. Este modelo social es ideológico porque no tiene ningún fundamento real ni científico, sino que está fabricado a partir de una idea humana y un deseo patológico, e impuesto por el poder legal y político. Porque recordemos, el marxismo busca destruir la propiedad privada que para ellos comienza en la familia. Por lo tanto, se busca la “liberación de la mujer” (el feminismo radical) y la “liberación de los hijos de sus padres” por medio de la hipersexualización de los niños (por medio de la ESI) y la legalización de la pedofilia (como explicamos acá), para así liberar al ser humano de una supuesta tiranía patriarcal, y ver finalmente el amanecer (o atardecer mejor dicho) del socialismo feminista radical.
¿Tiene alguna duda o consulta? No dude en contactarnos.
[1] En un pamfleto escrito por Karl-Maria Kertbeny sobre el Código Penal de Prussia: 143 des Preussischen Strafgesetzbuchs und seine Aufrechterhaltung als 152 des Entwurfs eines Strafgesetzbuchs für den Norddeutschen Bund.
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excelente artículo.
#ConMisHijosNoTeMetas
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