En este artículo quiero presentar la segunda corriente feminista (“second wave feminism”), la cual tomó una perspectiva completamente diferente con respecto a la lucha por los derechos de la mujer.
No podemos dejar de nombrar en primer lugar a la fundadora de Planned Parenthood, Margaret Sanger, quien introdujo en el feminismo la lucha por los “derechos reproductivos”. Su lucha, sin embargo, estaba fundada en una perspectiva eugenésica, es decir, en controlar la natalidad con fines de hacer un tipo de ingeniería social para eliminar a los negros y niños con discapacidades, y a los hijos de los pobres, para así “eliminar” la pobreza.

Pero especialmente, en este artículo, me quiero centrar en la escritora feminista Simone de Beauvoir (1908-1986). Aquí, con su amante Jean-Paul Sartre y sus íntimos amigos el Che Guevara y Fidel Castro:

Fue por medio de sus escritos, especialmente La mujer destruida (La femme rompue), la cual es una colección de cuentos cortos y monólogos publicado en 1967, que preparó el camino para un feminismo distinto.[1] Según Beauvoir, el matrimonio, el amor, y otras nociones ligadas a la familia no son nada más que invenciones humanas creadas por los hombres (como contrapuesto a la mujer) para perpetuar el dominio patriarcal, y así encontrar sentido en este universo frío y oscuro. Para Beauvoir, la mujer que se sometía a estas nociones construidas e impuestas por la sociedad masculina se sometía a sí misma a la destrucción.
Otra idea feminista fundamental expuesta por Beauvoir, es que la idea de género se define socialmente. Esto quiere decir que, para el feminismo, el concepto de género (sea varón o mujer) no está ligado al sexo biológico. Al contrario, el género es siempre y totalmente independiente del sexo biológico. Esta idea ha sido un elemento fundamental del movimiento feminista a la hora de buscar reformar o eliminar los roles tradicionales de cada género.
En su clásico libro El segundo sexo (Le deuxième sexe), de 1949, Simone de Beauvoir escribía que “no se nace mujer, se llega a serlo.”[2] Este concepto del género como construcción social es una de las primeras versiones de la ahora habitual distinción entre el sexo biológico y el género como una construcción cultural. Aunque uno nazca con los cromosomas, prevalencia hormonal, y anatomía externa e interna de una mujer, socialmente se la condiciona para asumir los roles, conductas, actividades y atributos de una mujer. Pero la pregunta para esta pensadora debería ser: ¿entonces la mujer existe? ¿Por qué será que sólo la mujer es capaz de concebir en su vientre y dar a luz un niño? Tal vez por eso es que, años después, sus sucesoras en el pensamiento radical feminista (y marxista) manifestaron su odio a la “tiranía de la biología”, llamando a una liberación total de la mujer de cualquier yugo, incluso si éste es natural.
Simone de Beauvoir y su amante, el filósofo existencialista Jean-Paul Sartre, fueron gran devotos de la revolución marxista. Entre sus amigos contaban a genocidas como Fidel Castro y el Che Guevara (de quien escribí aquí). Al volver de un viaje de un mes por Cuba, una vez que la revolución se había instalado, Sartre escribió artículo tras artículo ensalzando la revolución, y llegando a afirmar, por ejemplo, que “El Che Guevara no sólo fue un intelectual, sino también el hombre más completo de nuestra época”. Beauvoir, quien estaba igualmente impresionada, escribió: “Por primera vez en nuestras vidas, fuimos testigos de la felicidad que se había logrado con la violencia”. ¿A qué felicidad se refería? Porque el pueblo cubano ha sido sometido a una larga tortura que todavía no ve su final. Y en una carta abierta a Fidel Castro, Beauvoir afirma junto a otros escritores (entre los cuales estaban Sartre, Vargas Llosa, Cortazar, etc.): “Reafirmamos nuestra solidaridad con los principios que guiaron la lucha en la Sierra Maestra y que el gobierno revolucionario de Cuba ha expresado tantas veces en las palabras y acciones de su Primer Ministro, del comandante Che Guevara y de tantos otros líderes revolucionarios.”[3]
Esto nos muestra una vez más cómo el feminismo radical es profundamente marxista y totalitario.
[1] Cf. Beauvoir, Simone de, La femme rompue. L’age de discretion. Monologue, Paris, Gallimard, 1967.
[2] Le deuxième sexe, Paris, Librairie Gallimard, 1949, p. 466.
[3] Beauvoir, Simone de, Italo Calvino, Jose Maria Castellet, Julio Cortazar, Jean Daniel, Marguerite Duras, Hans Magnus Enzensberger, Carlos Franqui, Carlos Fuentes, Gabriel Garcia Márquez, Juan Goytisolo, Luis Goytisolo, Alain Jouffroy, André Pieyre de Mandiargues, Mascolo Dionys, Moravia Alberto, Nadeau Maurice, Octavio Paz, Francisco Rosi, Rossana Rossanda, Claude Roy, Jean-Paul Sartre, Jorge Semprun, y Mariano Vargas Llosa, An Open Letter to Fidel Castro, New York Review of Books, May 6, 1971.
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El presente artículo está basado en mi próximo libro “Ideología de género y educación sexual”, el cual está basado en más de 800 artículos científicos sobre el tema. Los expertos consultados se cuentan entre las autoridades más importantes en el mundo científico en los campos de la genética, psiquiatría, endocrinología, epidemiología, epidemiología psiquiátrica, neurología, neuroinmunología, genética, biología, pediatría, medicina interna, y sociología. También han sido consultados multitudes de personas víctimas de la ideología de género, y sus testimonios trágicos verán por primera vez la luz en estas páginas. A ellos y sus familias van dedicadas estas páginas, porque debemos encontrar un camino para aliviar su sufrimiento.

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