Lamentablemente durante los últimos años se viene insistiendo en distintos ambientes y escuelas que nuestra cultura y civilización occidental es el fruto de la opresión masculina: el “patriarcado”. Esta es una idea que surge del interno del pensamiento marxista (para comprender el origen del concepto del Patriarcado entrar acá) y que se ha implementado en programas de educación, en la ESI y ha sido promovida en un documento de la Asociación Americana de Psicología (ver el artículo al respecto aquí).
Debido a las atrocidades cometidas por la Unión Soviética y los regímenes donde se impuso el totalitarismo comunista (Corea del Norte, Cambodia, Vietnam, China, Cuba), se hizo imposible para el mundo intelectual postmodernista (francés) y de la escuela de Frankfurt (primero en Alemania y luego en los Estados Unidos) defender abiertamente el pensamiento marxista con respecto a la supuesta lucha económica de clases. Al quedar descubierto los crímenes comunistas, ya no tenían cómo justificar sus teorías marxistas que resultaron en el asesinato de cientos de millones de personas sacrificados en nombre de la “igualdad”. Pero esa fascinación por las ideas marxistas no terminó, como uno pudiese suponer, sino que simplemente se transformó, aplicando ahora la teoría marxista a nuevos campos: la lucha de clases sexuales (derechos LGBT), liberación de la mujer (feminismo radical), indigenismo, minorías raciales, etc. Es decir, el marxismo cambió de estrategia y se concentró en otras supuestas “opresiones”, entre ellas la causada por el hombre (la “masculinidad tóxica”).
De acuerdo con el pensador francés Jacques Derrida (nacido en la colonia de Argelia en 1930, fallecido en Francia en 2004), las estructuras jerárquicas emergieron en la historia humana solo para incluir al beneficiario de la estructura y excluir al resto (a quienes clasifica como “oprimidos”). Estas estructuras son “construcciones sociales” diseñadas para oprimir y mantener a un grupo en el poder. Derrida incluso consideró que el lenguaje humano es parte del sistema divisivo y opresor, por lo que hay “mujeres” debido al “hombre” que las oprime y las excluye.[1] Y las categorías “hombre y mujer” (la heteronormatividad), por su parte, oprimen y excluyen a otras identidades de género y orientaciones sexuales (de ahí la lucha por derechos LGBT en el interno del marxismo). No solo eso, sino que actualmente en ciertos ámbitos postmodernos (como las pseudocientíficas facultades de estudios del género) se afirma que la “objetividad científica” es también una categoría opresiva que excluye a quien no se maneje científicamente (tales como ellos y sus teorías sin fundamento objetivo y científico, obviamente). Según esta postura, la comunidad científica es opresora porque solo se benefician ellos… Entonces, volviendo a Derrida, las jerarquías existen porque se perpetúan en el poder al oprimir al excluido y es así que florecen. Según él, toda nuestra Civilización Occidental sería un sistema de opresión…
Es más que claro que este pensamiento es nihilista y destructivo por naturaleza. Este modo de pensar postmodernista (y marxista) niega que todo concepto y categoría sea creado por otro motivo que no sea el “poder” y la “dominación”. Es decir, las categorías “hombre” y “mujer” no tienen un fundamento biológico, sino meramente cultural… A pesar de lo que las ciencias digan… En una discusión pública en una universidad canadiense, le escuché afirmar a una feminista radical que la biología era una creación de opresión patriarcal, al igual que los conceptos de “objetividad” y “argumentación racional”, diseñados para oprimir a la mujer y obligarla a quedarse embarazada y rechazar a la comunidad LGBT y perder argumentos… Claro, la mujer queda embarazada por una construcción social, no por un hecho biológico… y si las feministas pierden argumentos no es porque no saben pensar, sino que piensan “diferente”… y si la Facultad del Género no usa de criterios tales como la objetividad científica es para liberar el pensamiento… Y si estos individuos gritan y se ponen violentos en vez de argumentar es porque ese es su modo de “argumentar”… ¿Se puede dialogar con una persona que considera a la “racionalidad” y a la “objetividad” como instrumentos opresores? Esta es la razón profunda por la que el marxismo cultural y el postmodernismo son en realidad pseudofilosofías y los estudios del género son pseudocientíficos.
Volviendo al “patriarcado”… La destrucción del hombre es esencial para la destrucción del binario hombre/mujer, tal como busca el feminismo. Porque en realidad la destrucción apunta no solo al hombre, sino también a la mujer. Y como afirmábamos, siguiendo a Derrida, que el lenguaje en sí es opresor, se está rediseñando de tal manera que sea “inclusivo”, superando las categorías masculino/femenino. Como afirmaba la feminista radical francesa Monique Wittig (1935-2003), hay que eliminar tanto el género masculino, como el femenino, de tal manera que experimentemos la realidad desde el punto de vista lesbiano por la supresión del género.[2] Es lo que se llama la “subversión del lenguaje” para suprimir un sistema “heterosexual” y dar lugares a manifestaciones sexuales “diferentes”, es decir, los 112 géneros (ver aquí la lista).
Que quede claro, entonces, que la búsqueda de la destrucción del hombre (y, por ende, de la mujer), es parte del pensamiento interno al marxismo cultural reinante dentro de tantas instituciones, escuelas, universidades, asociaciones, gobiernos y políticas nacionales. Todo esto tiene un fin claro: desplazar la civilización occidental por una ideología totalitaria llamada marxismo.
Por último, es perverso pensar que la civilización occidental se construyó solo por el hombre. A la mujer se la ha considerado históricamente como teniendo un rol esencial en el desarrollo de nuestra civilización. La razón es porque la mujer ha tenido siempre a su alcance el poder de controlar al hombre y dominarlo, en el buen o mal sentido, para bien o para mal, incluso hasta el punto de destruir su psiquis si así (perversamente) lo quisiera. Esto se debe a que el desarrollo psíquico del ser humano cumple su etapa más importante entre los 2 y 4 años y es precisamente en ese momento en el que todo niño generalmente se encuentra bajo el cuidado de la madre. Si el padre es malo, o está ausente, ciertamente que puede tener un efecto nocivo en el desarrollo psicológico del niño (de eso hablaré en otro momento). El hecho es que la madre generalmente está muy presente en esa etapa y su influencia en el futuro del niño es crucial para eventos que deberá eventualmente enfrentar en su vida. Además, la mujer ha tenido a lo largo de la civilización occidental y en tantas otras culturas los medios y el poder para transmitir la cultura, las creencias fundamentales y la autoridad necesaria para dominar la “bestia” interna en el hombre que tantas feministas declaman. Esto no niega la responsabilidad que todo hombre adulto tiene sobre sus actos, pero es importante resaltar aquí el papel inigualable que cumple cada mujer como madre, teniendo en cuenta el reclamo feminista de opresión y subyugación. Entonces, es un insulto a la mujer y a toda madre que a lo largo de la historia forjó valores en sus hijos y los ayudó a crecer y desarrollarse psicológicamente el afirmar que la cultura occidental es la creación exclusiva del “hombre” para oprimir a la mujer.
Por otra parte, es un insulto al hombre el afirmar que por el mero hecho de ser hombre es opresor. Todo hombre tiene defectos que corregir y trabajar a lo largo de la vida. El problema ideológico del marxismo cultural y del feminismo radical es que no vienen a asistir al hombre en sus defectos, sino a aplastarlo y destruirlo con todo lo que este más ama: su esposa, su familia, su nación.
[1] Cf. Derrida, Jacques. L’Oreille de l’autre: otobiographies, transferts, traductions, Montreal, VLB, 1982.
[2] Cf. Wittig, Monique. “Point of View: Universal or Particular?”, en The Straight Mind and Other Essays, ed. Monique Wittig, Boston, Beacon Press, 1992, pp. 60-61.

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Buen y claro análisis.
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