La muerte de George Floyd durante un arresto ha provocado, por un lado, justas y pacíficas protestas para que se investigue el caso y se condene todo tipo de exceso de fuerza policial, pero por otra parte ha sido también la ocasión esperada por varias organizaciones para impulsar un proyecto de reingeniería social que está calando cada vez más hondamente en nuestro mundo: la imposición de una nueva concepción antropológica del ser humano, que tiene dos objetivos claros: la destrucción del ser humano como tal (ideología de género), lo cual conduce inevitablemente la destrucción de la familia (ver este artículo sobre la abolición de la familia AQUI).
Evidentemente también hay un juego político contra Trump, pero eso es circunstancial, porque las protestas las hubiesen hecho igual si Obama estuviese en el poder (como de hecho ocurrió en dos ocasiones durante su presidencia donde hubieron graves disturbios, aunque no de la magnitud que ha tomado ahora). Estas protestas caóticas fueron y están siendo canalizadas a través de la “mano de obra barata” de dos grupos radicales marxistas y financiados por la Open Society Foundation: Black Lives Matter y ANTIFA. [Para entender el operar de estos grupos y otros tantos, como el indigenismo en Latinoamérica y los grupos de falsos derechos humanos y LGBT, recomiendo profundizar en el curso de geopolítica y el curso de relaciones internacionales, además de la excelente exposición del Dr. Marcelo Gullo].
En el primer artículo de esta serie presentamos lo que ocurrió con George Floyd. En este segundo artículo profundizamos la causa ideológica de todo lo que está ocurriendo, ya que lo que estamos observando es la aplicación de ideas que ofrecen un nuevo paradigma para explicar la realidad y, como consecuencia, afectan profundamente la vida social y política de una nación. En el tercer y cuarto artículo se hablará sobre quiénes son Black Lives Matter y ANTIFA.

En el presente artículo veremos cómo la muerte de George Floyd se está empleando ideológicamente para imponer un paradigma postmoderno que, no es coincidencia, es también el mismo fundamento de la ideología de género. No porque si se agregó una banda negra y otra marrón a la bandera multicolor del Lobby LGBT que se vio en distintas marchas.
Para entender el trasfondo de todo esto, es necesario explicar dos ideologías que están operando de fondo en todo este caos social cuyos actores quieren darle el aspecto de “revolución”: la “política identitaria” y la ideología de la “interseccionalidad”.
La “política identitaria”
La “política identitaria” es como se llama a la decisión política de aceptar y promover por medio de políticas educativas, legales y judiciales que no hay una naturaleza humana que nos une, sino en cambio hay una “diversidad de identidades”, las cuales se derivan de la “orientación sexual”, la “identidad de género”, la apariencia física, las diferencias étnicas, o culturales, el perteneces a una tribu indígena, el ser refugiado o inmigrante, etc. De ahí una “justicia con perspectiva de género”, ESI con «perspectiva de género», etc. Como se afirma en el libro “Atrapado en el cuerpo equivocado”, esta política de la identidad “promueve un mundo dividido en distintas ‘identidades’, en general caratuladas como ‘minorías’: negros, hispanos, mujeres, transexuales, gais, lesbianas, bisexuales, refugiados, inmigrantes, etc. Estas diferencias se predican no como arbitrarias y superficiales sino como constituyentes de la persona, esenciales a su propia identidad. De esta manera, se deja de lado la noción de una humanidad común y se abre paso a un nuevo concepto del ser humano, el cual se identifica’ a sí mismo de la manera que le plazca”, es decir, por la propia auto percepción.
Según esta nueva visión antropológica de la realidad, lo que importa es que el ser humano se defina por su propia identidad, incluso si esa identidad no es fija o intercambiable (como por ejemplo ocurre con la supuesta “fluidez del género”, por el que la misma persona puede identificarse de a ratos como mujer y luego como lesbiana u hombre, o no binaria, sin género, etc.). La misma identidad puede entonces ser contingente y potencialmente transformable en algunos de los otros géneros (VER lista de los 112 géneros).
A esta visión ideologizada del ser humano se le suma la noción de lucha de clases marxistas, aunque ya no centrada en las clases sociales sino en una especia de lucha de clases identitarias (minorías) y sexuales (el “oprimido” colectivo LGBT, la mujer como oprimida por el hombre, etc). Según esta ideología, el hetero-patriarcado blanco oprime a todo otro grupo identitario y por lo tanto “nos están matando”, como pretende el colectivo feminista. Es decir, reducirse a una actitud de víctima que exige una especie de reparación social, mal llamada “justicia social”: que los gobiernos tomen decisiones políticas que apunten a enderezar esos “males” sociales por medio de privilegios, falsos derechos, cupos “trans”, el derecho a “ganar elecciones”, etc.
Esto se ha llevado a cabo en varios países. El caso más representativo es el de los Estados Unidos, donde se instauró bajo gobiernos demócratas la política de “acción afirmativa” (affirmative action), el cual es un acto positivo por el cual en todo ámbito (por ejemplo, al buscar empleo) se da prioridad a personas “que suelen ser discriminadas”. Para la política de identidad, esto significa prioridad para aquellas personas provenientes de minorías (negros, inmigrantes, hispanos, etc.), mujeres, aquellas personas con discapacidades y, oh sorpresa, a las “minorías sexuales”. Al diablo con las cualificaciones y el puesto para el ser humano mejor y más competente, educado y laborioso.
La ideología de la “interseccionalidad”
Y es ahí cuando irrumpe de lleno la ideología de la “interseccionalidad” como argumento de legitimización cultural de esta injusticia política. Quien está detrás de esta ideología es la pseudo filósofa afroamericana Kimberle Crenshaw. En un artículo de 1991 (“Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence against Women of Color”, Stanford Law Review, 43, no. 6, pp. 1241-1299), Crenshaw propuso la idea de que hay niveles de opresión en correlación con los grupos identitarios a los cuales pertenece la persona. De esta manera Crenshaw describió cómo las distintas formas de opresión se intersectan y encuentran presentes en un mismo individuo, como por ejemplo el ser mujer, negra, refugiada, lesbiana y activista LGBT: mientras más categorías se encuentren presentes, más oprimido el individuo y por lo tanto más derechos exigidos por la “justicia social”.

Y no solo eso, sino que la opinión que tenga una persona va a depender de su “interseccionalidad”. ¿Se han dado cuenta por qué siempre censuran en las redes sociales a personas cristianas, pero nunca a feministas radicales o a miembros de la supuestamente oprimida comunidad LGBT? Porque ellos tienen un “estatus” especial dentro de la jerarquía de la interseccionalidad: mientras a más grupos oprimidos pertenezca una persona, más valor tiene su opinión. Es decir que su estatus de víctima es lo que le da una voz “especial”. Demás está decir que si eres cristiano, blanco, heterosexual y hombre no tienes voz alguna en esta jerarquía de victimización… Ahora, si hay que decidir entre dos lesbianas y una es negra y la otra blanca, entonces hay que darle el lugar a la negra, porque es doblemente oprimida… es por eso que dentro de las protestas miembros de Black Lives Matter obligaban a jóvenes blancas a arrodillarse y pedirle perdón a los negros por su “privilegio”.

Pero la mezcla ideológica no termina ahí. ¿Han notado cómo en distintas marchas se mezclan todos estos grupos identitarios, de tal manera que en la misma manifestación tenemos la bandera LGBT, ANTIFA, Black Lives Matter, pañuelos verdes, banderas comunistas, el reclamo palestino, etc.? Porque la interseccionalidad es también un llamado a la “solidaridad” entre ellos. ¡Si el Che Guevara leyera esto le da un infarto! Él que asesinaba con gusto a homosexuales. ¿Solidaridad? Así es, como la supuesta lucha de clases jamás se ha dado, ahora el marxismo evolucionó para incluir toda “opresión” y pidiendo a la vez que los oprimidos y víctimas se apoyen mutuamente, ya que los une el estatus de ser víctimas del patriarcado heterosexual.


Esta consideración de identidades, sin embargo, no tiene lógica alguna, porque podemos seguir dividiendo a las personas casi infinitamente en subgrupos tales como el ser pecoso, el nivel de inteligencia, la estatura, el peso, el color de pelo, la destreza atlética, etc. Según esa lógica tendríamos que agregar colores infinitos a la bandera de la “diversidad”. La interseccionalidad no unifica, sino que divide y, desde el punto de vista metafísico, divide en vano porque, como afirmaba Ockham, no hay que multiplicar las realidades sin necesidad, es decir, si ya se las explica bajo un concepto, en este caso el de naturaleza humana, no tiene sentido seguir buscando otro fundamento, porque equivale a buscarle canas al recién nacido (“entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem”). Y según ese criterio identitario podemos fragmentar a la sociedad cada vez más, ya que es imposible el asegurarse una perfecta igualdad porque hay un infinito número de consideraciones que se podrían hacer al respecto.
Pero más que más que absurda, esta fragmentación del ser humano es siniestra, porque pone como fundamento que toda la sociedad es de hecho una institución sistemáticamente opresora, racista y patriarcal. Ahora bien, al haber países de mayoría europea (como los Estados Unidos o Canadá), se pretende concluir que, por lo tanto, son sociedades sistemáticamente opresivas, racistas y patriarcales ya que, según la mentalidad marxista, donde hay una minoría se concluye falsamente que es un grupo sistemáticamente oprimido. Ésto es totalmente erróneo e ilógico, porque una cosa no se sigue de la otra, como por ejemplo ocurre en Canadá donde la minoría india (procedente de la India) es el grupo más rico del país… O, por ejemplo, en los Estados Unidos, el 93% de los asesinatos de afroamericanos es cometido por otros afroamericanos. En el 2018 hubo en los Estados Unidos un total de 5.061.940 incidentes violentos. Si los consideramos según criterios “raciales” e “identitarios”, especialmente cuando se perpetraron contra otro grupo, tenemos estas figuras: que 547.948 crímenes fueron perpetrados por negros contra blancos y 365.299 crímenes fueron perpetrados por hispanos contra blancos. Es decir, en todo caso según esa falsa lógica tendrían que afirmar que la opresión viene de las minorías… [ver reporte AQUI]


Esto demuestra que no les funciona ni el paradigma ni la lógica al momento de explicar la realidad, porque en verdad se tendría que hablar de violencia y punto. Y condenar toda violencia, no solo la que a estos ideólogos les conviene para su narrativa marxista/identitaria.
Finalmente, la ideología de la interseccionalidad promueve un engaño: que no existe la responsabilidad individual, ya que no podemos ser juzgados individualmente en función de cómo actuamos, sino que al ser simplemente miembros de uno o varios grupos identitarios, pasamos a ser juzgados en función de nuestra identidad grupal. En otras palabras, cada uno de nosotros, como individuos con experiencias, pensamientos y ambiciones únicas y personales, no sirven de nada, lo único que importa es nuestra identidad de género, racial y sexual.
¿Se entiende entonces por qué están usando políticamente la muerte de George Floyd para imponer una nueva visión antropológica que es ideológica y totalitaria por naturaleza? Porque al ser negro, el hecho de su muerte alimenta la teoría de que vivimos en una sociedad “opresiva y racista”. Si el muerto hubiese sido un blanco no se hubiese enterado nadie, porque no le servía a la narrativa de los medios hegemónicos que quieren imponer esta ideología. Lo que muestra una vez más el uso político de la persona humana, atentando contra la dignidad de todo aquel que pertenece a una “minoría”. Se los usa y luego los descartan cuando ya no los necesitan más.

Y como esta visión ideológica no se da de modo natural como creía ilusamente Marx, se tiene que imponer por la fuerza, por grupos de choque tales como ANTIFA y grupos que arman la logística de las manifestaciones tal como Black Lives Matter. Esto continuará en los próximos artículos.

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Gracias, Pablo. Bendiciones.
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En Argentina hubo una muerte en la provincoa de Tucuman el mismo dia. Nadie movio un pelo
Ademad creo que el lunes 1 habian matafo (quedo filmado cuando la policia entro al lugar) un aborigen chaqueño. Igualmente fuera de la noticia nadie movio nada.
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Tal cual! El problema es que no les sirve a los medios… porque el gobierno de turno les conviene.
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Definitivo estos grupos ideologicos toman problemas reales como banderas para introducir sus objetivos de destruir la naturaleza humana
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Wow! Que hermosa sensación, entender lo que acontece y que nos afecta a todos. Gracias Muñoz por estas magistrales publicaciones. Eres luz en medio de las tinieblas. Dios te guarde!
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Excelente Sr.MuñozIturrieta,soy Argentina viviendo en España
Felicito su visión tan amplia sobre lo que el mundo está viviendo. Gracias.por su claridad de conceptos al comunicar movimientos de ideologías varias.
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Estimado Dr. Muñoz. De acuerdo con algunos puntos de su texto, pero no con su noción de la «identidades». Oiga, usted ha pasado por alto más de 50 años de estudios sobre las identidades sociales de grupos humanos, desde Goffman, Blumer, Melucci, Gergen hasta Jenkins y el propio Fukuyama, cuyo último libro justamente se titula «Identidad». No puede reducir un importante campo de investigación de las CC HH a sólo «identidad de género». Todos los seres humanos tenemos una identidad particular, pero también macrosocial, las que generalmente se define en oposición a otros. Ahora, nadie niega que las identidades sean hoy un campo de conflicto. Para eso hay que estudiar su formación, reproduccion y vigencia, no reducirlas a sólo una temática: género. Con respeto. Saludos
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Ese es el tema. Que estos grupos reducen la identidad al género y esto sin ningún fundamento científico. Esta identidad de género no tiene nada que ver con lo que mencionas acerca de las identidades sociales. Por otra parte, Fukuyama dio un muy errado análisis de la política mundial por lo que no tiene tanta credibilidad su obra.
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Gracias por la respuesta Dr. Muñoz. Hay que analizar si efectivamente la identidad de género tiene fundamentos para ser incorporada en las teorías de las identidades sociales. Personalmente tengo dudas. Sobre Fukuyama, puede haberse equivocado con lo del «fin de la historia», que bien obnubiló a varios sectores políticos e ideológicos, pero sus libros «Los orígenes del orden político» y «Orden y decadencia de la política» (dos en uno) son de referencia obligada en los actuales estudios de geopolítica y ciencias políticas. Para mí, con ellos se ha reivindicado. Con respeto. Saludos
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