Las tácticas del lobby LGBT (y el movimiento abortista)

La poderosa agencia informativa Thompson Reuters, con asiento en Nueva York, publicó en diciembre del 2019 un informe explicando las técnicas de activismo y de ingeniería social que se debían usar para lograr implementar los Principios de Yogiakarta en el mundo. Según el reporte [descargar el PDF en inglés al final de este artículo], estos principios manifiestan las mejores prácticas y las obligaciones de los Estados con respecto a la aplicación de leyes del derecho internacional relativas a la identidad de género y la orientación sexual (de más está recordar que no existe un marco legal en el derecho internacional a favor de los postulados de la agenda progresista, sea el aborto, identidad de género u orientación sexual).

Las obligaciones principales de los Estados, según estos Principios de Yogiakarta, son 4:

  1. No exigir el cambio de sexo para otorgar el cambio de identidad.
  2. Eliminar la edad mínima y el consentimiento parental para cambios de identidad, tratamientos hormonales y operaciones de reasignación de sexo. La edad mínima y el permiso parental son discriminatorios.
  3. Reconocer el derecho a cambiar la propia identidad.
  4. Reconocer legalmente el género auto percibido de la persona.

Ahora bien, y aquí entramos en el punto central que quiero mencionar sobre este documento. ¿Cómo hacer que estos principios penetren en la ley y la constitución de un país? El informe da 11 tácticas que las ONG deben emplear.

1. Ir por los políticos más jóvenes

Ofelia Fernández

Los lobbies LGTB dedican tiempo, dinero y esfuerzo en ir a por los políticos más jóvenes, que «compran» la doctrina trans y LGTB con más facilidad y luego ellos, los políticos más jóvenes, se la venden a los políticos más grandes e importantes (quizá esperando a un momento clave). «Esta técnica fue efectiva para persuadir a políticos mayores ya que los cambios sugeridos los hacen desde su propio partido, no desde una organización externa». Otro truco es que el político joven le dice al mayor que puesto que ellos -los políticos jóvenes- apoyan esta agenda, se impondrá inevitablemente en el futuro, por lo que el político mayor debe asegurarse de que ha de estar en el lado correcto de la historia.

También se buscan a adolescentes que ingresen en la política porque ellos dan la imagen de “empatía” con respecto a menores de edad que se quieran cambiar de sexo.

      2. Evitar meter a la ciencia y la medicina

El informe pide «desmedicalizar la campaña». Si los políticos y la sociedad civil se pararan a pensar que se trata de un tema médico (por ejemplo, un trastorno de identidad llamado «disforia de género», que debería tratar la psiquiatría o investigar la ciencia), lo pasarán al mundo del debate científico (psiquiátras, endocrinólogos, pediatras, urólogos, etc.). Y los activistas LGBT no quieren eso. Por ello insistirán en que es un tema de «leyes civiles» que tienen que reconocer legalmente esta decisión personal. Los lobbies deberán, dice el informe, evitar tanto como puedan la ciencia y la medicina y leyes que no digan nada al respecto.

Además, las cirugías mutiladoras que implican el cambio de sexo asustan generalmente y más si son aplicadas a niños, a adolescentes o prepúberes, por lo que tienden a no favorecer nada al respecto. Por eso hay que convencerles de que «no es tema de cirugías: es sólo cambiar sus papeles legales, que donde ponga hombre ponga mujer [o X]». Es decir, separar el reconocimiento civil de la “identidad de género” y no hacer mención ninguna de tratamientos, de tal manera que una vez que se reconozca esa identidad, ya no habrá obstáculo para proceder a las intervenciones.

3. Usar casos reales de personas concretas (bien seleccionadas)

Ángela Ponce «Miss» España

Lo idóneo es que una persona concreta con sentimientos «trans», que inspire empatía, pueda salir en la prensa, o acudir a políticos, a convencerles. Pero no hay tantas y no saben manejarse bien ante la cámara o ante los políticos. Por eso, es importante el 4º punto.

4. Casos reales… pero con actores, dramatizados, bien presentados

Quizá el caso real de «Mario es en realidad Julieta» no es fácil de vender en la prensa, porque el verdadero «Mario» es feo, no inspira empatía, no parece alguien con futuro. O, quizá, no quiere salir en público. Por eso, lo mejor es contar su historia con actores, magnífico maquillaje, con música, con dramatización, guión, etc… Los límites del «periodismo» se borran y se entra en la ficción «sobre un caso real». Pero se publica como periodismo en televisiones, reportajes, etc…

«Girl», serie ficticia de Netflix que sigue la «transición» de una bailarina «trans»

Esto demuestra una vez más la deshonestidad del Lobby LGBT, ya que los casos reales deberían ser los que corroboren la ideología de género. En cambio, los ex-transexuales, las personas dañadas por la transición, las familias dañadas por la transición de un ser querido, los transexuales arrepentidos, las víctimas de manipulaciones de médicos o activistas o parientes obsesionados, los que pasados unos años después de la transición no están conformes… ¡no deben ser nunca mencionados en TV! Para ellos, silencio mediático absoluto.

5. Proponer legislación antes que el Gobierno o la prensa

Según el informe, «En muchas de las campañas que estudiamos, hubo claros beneficios cuando las asociaciones conseguían adelantarse al Gobierno y publicar propuestas legislativas progresistas antes de que el Gobierno tuviera tiempo de presentar la suya. Las asociaciones han de intervenir al principio del proceso legislativo, lo ideal es que lo hagan antes de que empiece. Eso les dará mucha más capacidad de dar forma a la agenda del Gobierno y de su propuesta final». Cuando los lobbies LGTB no consiguen intervenir desde el principio, o adelantarse, «la legislación de reconocimiento de género puede ser mucho menos progresista de lo que querrían los activistas». Lo mismo se aplica a la prensa, añade el informe.

6. Usar como excusa a los derechos humanos

«Los argumentos de derechos humanos han sido instrumentales al éxito de varias campañas para leyes de reconocimiento de género más progresistas», dice el informe. Da un caso peculiar sobre Noruega. Allí, para que reconocieran cambio de sexo, había que mutilarse los genitales (si dices que eres mujer, ¿para qué quieres pene y testículos?). Pero que te exijan cortarte los genitales para conseguir un papel legal, ¿no es contrario a los derechos humanos?, insistían los activistas. También en Bélgica había un requerimiento similar, que un organismo de la ONU condenó en 2014, y se usó el «cambio de sexo porque yo lo digo» como una respuesta a favor de los derechos humanos». Los activistas trans en Irlanda repetían la frase «derechos humanos» una y otra vez en sus vídeos. Y ¿qué político quiere ser tan malvado que vaya contra los «derechos humanos»?

Lo que el informe jamás aclara es que la Declaración de Derechos Humanos no dice absolutamente nada ni de cambios de sexo ni de identidad de género ni de orientación sexual.

7. Enganchar las propuestas trans a otros temas menos controvertidos

«En Dinamarca, Irlanda y Noruega, los cambios a las leyes sobre reconocimiento legal de género se lograron al mismo tiempo que otras reformas más populares como la legislación de matrimonio igualitario» (es decir, de redefinir el matrimonio para incluir el ‘matrimonio gay’). «Esto aportó un velo protector, particularmente en Irlanda, donde el matrimonio igualitario tenía fuerte apoyo, pero la identidad de género era un tema más difícil para que el público lo aprobara». Por lo tanto, un tema se pasa «de contrabando» entre los otros.

En Argentina se está usando a la ESI como instrumento, bajo la excusa de que hay que evitar abusos sexuales y la ESI es el mejor instrumento. Esto no es más que una pantalla en realidad para imponer la ideología de género y el aborto.

8. ¡Evitar la prensa, mejor ir a por los políticos!

Según el informe: «Otra técnica que se ha usado con gran efectividad es limitar la cobertura y exposición a la prensa». ¡No sea que hagan preguntas incómodas, cubran historias de ex transexuales y personas dañadas por la ideología trans! En Reino Unido, lamentan, la prensa ha prestado demasiada atención al tema, como ha ocurrido con los informes denunciando el terrible accionar dentro del Tavistock Institut, donde directamente se ha experimentado con niños en los últimos años.

Además, han salido en los últimos tiempos muchos informes de violadores que una vez en las cárceles se declaraban mujeres trans para ir a prisiones femeninas, donde seguían violando a las internas. También muchas feministas (incluso lesbianas, como la periodista Julie Bindel) han denunciado y combatido en los medios la ideología de génerp, ya que los «derechos de la mujer trans» chocan con los de la verdadera mujer: ¡si cualquiera que quiera es mujer, nadie será mujer a efectos legales y reales! Es lo mismo que está ocurriendo en estos momentos con J. K. Rowling, la famosa escritora y autora de la serie Harry Potter, quien ha denunciado fuertemente a la ideología de género.

9. Aprovechar momentos clave

«Los activistas han de capitalizar rápidamente el momentum político. Puede darse, por ejemplo:

– tras unas elecciones, cuando cambia el poder político local

– cuando el público reacciona contra el sentimiento antiLGTBI de ciertos partidos

– cuando hay una condena internacional al país sobre los derechos trans

– cuando hay juicios estratégicos sobre derechos trans en el país o en tribunales internacionales».

«Estos momentos políticos son breves, pero presentan una ventana de oportunidad que las ONG que entrevistamos han usado muy eficazmente para hacer lobby», constata el informe.

10. Trabajar junto con otras organizaciones y lobbies LGTB

El informe considera crucial que las asociaciones trans y LGTB colaboren:

– con asociaciones LGTBI locales

– con asociaciones de derechos trans nacionales e internacionals

– con «académicos expertos en derechos humanos»

El objetivo es asegurarse que al debate público o político lleguen los «expertos» y «testimonios» en la línea de la ideología de género. Además, las asociaciones fuertes en un aspecto (hacer lobby, por ejemplo) se apoyan en las ventajas de otras asociaciones («el trabajo de campo con jóvenes trans», pone el informe como ejemplo). Esto se vio claramente en el debate sobre la legalización del aborto en Argentina, donde se buscó a toda costa que la voz sea la de actrices y cantantes, no la de especialistas.

11. Ser exigentes, nada de quedarse a medias, pedir mucho

Los activistas deben ser ambiciosos y tratar de lograr el máximo una vez ya en campaña, no deben contentarse con pequeños o medianos avances, porque una legislación que reconoce algo, pero no todo, «luego puede requerir años para revisar la normativa», advierte el texto. Ir por todo.

Este es el caso de Canadá, donde han ido por todo en la legislación: quitarle los hijos a los padres, quitar licencias médicas, prisión, crimen de odio a quien no acepte la identidad de otra persona, etc. [ver AQUI].

En Argentina ocurrió también con el proyecto de ley del aborto de 2019: aborto como derecho, no objeción de conciencia, sin límites de edad, sin consentimiento de los padres, sin importar la nacionalidad. [ver AQUI]

Es importante entender cómo se mueven los lobbies que quieren imponer la ideología de género, para saber identificar la táctica y poder contrarrestar ese accionar.

© Pablo Muñoz Iturrieta 2020

4 Comentarios

  1. Muchísimas gracias Pablo por tu tiempo invertido en formarnos, explicarnos, cuando tenga tiempo lo leo y ya lo comparto por la rebuena fuente de origen que sos! mil bendiciones!

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