Hay un mito que ha estado dando vuelta por mucho tiempo y que es necesario cuestionar de una vez: Que mientras más grande la persona, más difícil se hace aprender un idioma.
Ahora bien, aclaremos que aprender un idioma no es fácil, porque requiere un esfuerzo mental muy grande, ya que debemos expresar las nociones de la realidad de un modo nuevo y totalmente distinto del que hemos forjado por la lengua materna (vocabulario), además de adaptarnos a pensar con nuevas estructuras mentales (gramática). Esto requiere que el cerebro se adapte a nuevas situaciones. Por lo tanto la respuesta está en la capacidad de adaptación del cerebro.
Cuando uno es niño, está más dispuesto a estudiar, tiene la mente más abierta, y tiene un deseo enorme de conocer más. Lamentablemente, estas características se pierden en muchas personas a lo largo de los años. Las razones pueden ser varias, como malas experiencias educativas, aburrimiento, desgano, pereza, falta de tiempo, o cansancio mental por el trabajo que impiden que uno se imbuya en el estudio serio e intenso de un nuevo idioma, asimismo como la televisión, que puede ser nociva para la capacidad de aprendizaje. Porque para aprender un idioma hay que meterse con todo, no vale el “de a poco.” Para que el cerebro se adapte a los nuevos cambios, la repetición tiene que ser continua y de gran intensidad. Esa es la clave.
Como ya lo he afirmado antes, yo tuve la dicha de aprender latín y griego clásicos desde muy chico, lo que me permitieron armar una estructura mental compleja y de fácil adaptación a lenguas extranjeras. Esto me ayudó a aprender a hablar muy bien el inglés, alemán, francés, etc. Pero eso no quiere decir que fue fácil.
El cerebro humano tiene una habilidad extraordinaria para cambiar física y funcionalmente, e incluso para configurar una y otra vez su estructura interna en respuesta a estímulos del ambiente que nos rodea, demandas cognitivas, o experiencias de comportamiento. Esta propiedad es lo que se llama la neuroplasticidad o plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para recrearse. Esta propiedad ha sido estudiada y examinada extensivamente.
¿Pero cómo ocurre la neuroplasticidad en el cerebro con respecto a la experiencia de aprender una segunda o más lenguas? Estudios recientes han aportado gran conocimiento al respecto al examinar cambios anatómicos en el cerebro, asimismo como patrones neuronales funcionales inducidos por el aprendizaje y el uso de múltiples idiomas. Hay gran evidencia acerca de cómo se produce la neuroplasticidad estructural en el cerebro como resultado de la experiencia bilingüe. Se han hecho importantes estudios para identificar los procesos y mecanismos que llevan a cambios anatómicos dependientes de la experiencia de aprender nuevas lenguas. También se han hecho importantes estudios con respecto a la integración de pruebas de imágenes estructurales con el conocimiento actual de la plasticidad neuronal funcional del lenguaje y otras habilidades cognitivas. La evidencia muestra una perspectiva que es altamente consistente con la neuroplasticidad estructural observada en otros dominios: los cambios cerebrales inducidos por la experiencia del aprendizaje de una segunda lengua incluyen el aumento de la materia gris, y la densidad e integridad de la materia blanca tanto en niños, como adultos jóvenes y ancianos. Estos cambios neuronales de hecho pueden ocurrir rápidamente a raíz del aprendizaje de una lengua a corto plazo (¡por eso es que el estudio del lenguaje debe ser intensivo, sino es una perdida de tiempo!) Es verdad que los cambios varían con respecto a la edad, la competencia o nivel de rendimiento, las características específicas del idioma y las diferencias individuales. Pero esto no quiere decir que no se pueda aprender un idioma a cualquier edad.
Estoy terminando un importante estudio al respecto, y que voy a publicar por completo en estos días aquí mismo.
Guau!! Muy interesante todo este tema. Hasta los 6 años aprox en líneas generales tenemos lo que varios llaman el «período crítico» para adquirir lenguas porque ahí el «aprendizaje» es natural e involuntario; simplemente, surge. De hecho, durante los primeros años de vida más bien en la Lingüística decimos que más que un aprendizaje, lo adquirimos como fruto de la conexión extraordinaria que se da entre los datos de la experiencia de la vida (escuchar a otros hablando) y la «facultad del lenguaje». Este maravilloso trabajo cerebral/mental en relación con el habla que escucha el niño en su contexto de vida es lo que le permite adquirir una, dos, o más lenguas, si las oye en su vida. (¡Y ser multilingüe es cerebra y cognitivamente beneficioso!) Todo esto es en relación al lenguaje hablado. En otros momentos de la vida podemos aprender muchas lenguas, pero nunca de forma tan rápida y precisa como en esos años (en general).
Por su parte, el lenguaje escrito siempre se aprende; nunca se adquiere, porque es un constructo hecho por los hombres y no es imprescindible su existencia en una comunidad de hablantes.
Saludos!
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