¿Alguna vez te sentiste rechazado por tu padre o madre por haber nacido hombre o mujer? En mis conferencias mencioné este trauma psicológico y gran cantidad de personas me escribieron contándome que esa fue su experiencia de niños: padres que les recalcaban una y otra vez que esperaban un bebé del sexo opuesto.
Hay un trastorno poco conocido, y que en consecuencia lamentablemente no se lo trata debidamente, pero que de hecho se da más de lo que uno piensa en la madre o el padre del niño, o incluso en algún pariente cercano: el trastorno de dolor de género, o “duelo de género patológico”.[1]
Este trastorno se da cuando el padre o la madre espera ansiosamente al bebé según un sexo determinado y resulta que el bebé es del sexo opuesto. Aquí no nos referimos a algún disgusto o desilusión pasajera, que puede ocurrir, sino a un trauma que persiste muchas veces de por vida: El bebé o la bebé no nació varón o nena como el padre o la madre lo esperaba y esto genera un rechazo patológico del recién nacido. Este autor conoce casos en que el padre o la madre estaban en el lecho de muerte y le recordaban a su hijo que tendrían que haber nacido nenas…
Este trastorno se manifiesta de muchas maneras. Una de las formas más fácil de detectarlo por sorpresa es preguntar si el nombre del niño lo habían elegido con mucha anticipación o una vez que el niño/a nació. En algunos casos he entrevistado a madres que francamente respondieron “a los 3 meses le tuvimos que poner nombre porque la jueza exigía que se emita la partida de nacimiento”… O casos en que la policía tuvo que encontrar a la madre porque la estaban buscando desesperadamente ya que había dejado el bebé recién nacido en el hospital ¡hacía 2 semanas! Muchas veces al enterarnos de la noticia del abandono de un bebé uno se pregunta si el motivo sería un rechazo al sexo biológico del recién nacido… Incluso hay casos en que la madre cría a la niña como si fuese varón para tratar de consolar su dolor de no haber tenido un varón. He conocido mujeres grandes que saben hacer de todo, incluida trabajos eléctricos, construcción, carpintería, porque el papá o la mamá soñaban con un varón y nació nena… Es más, he recibido testimonio de mujeres adultas que me confiaron que de niñas sus madres les repetían incesante y obsesivamente el nombre de varón que les habían elegido, pero nacieron nenas…

En mi libro Atrapado en el cuerpo equivocado relato detalladamente la historia de un amigo, Walter Heyer, cuya abuela esperaba ansiosamente una niña y al nacer varón comenzó a vestir a Walter como nena y a golpearlo por ser varón. Este trastorno de dolor de género de su abuela, sumado al abuso sexual que padeció de niño por parte de un tío, llevó a Walter a una inseguridad total sobre sí mismo, lo cual terminó en el extremo de desarrollar un trastorno de identidad de género que lo llevó a la transexualidad. No fue hasta después de los 50 años de edad que Walter pudo superar su trastorno por medio de un tratamiento psicológico y espiritual que lo llevó a aceptarse a sí mismo como hombre.[2]
El Dr. Kenneth Zucker, el experto más importante del mundo en trastornos de identidad de género, relata el caso de Jim, el niño más pequeño de cuatro hermanos varones que llegó a la clínica de identidad de género en Toronto con apenas 4 años, ya que manifestaba un fuerte deseo por ser niña. Su madre padecía este trastorno de identidad de género y no aceptaba que su hijo más pequeño hubiese nacido varón. Ella estaba obsesionada con tener una hija después de tres varones y resulta que el último también fue varón. Luego de dar a luz, cayó en una fuerte depresión y no quería saber absolutamente nada con el bebé, el cual permaneció en el hospital por dos semanas. Durante mucho tiempo la madre tuvo sueños esperanzadores en los cuales daba a luz una nena. Tan fuerte y obvia era la obsesión de la madre, que sus amigas le regalaron una bebé muñeca muy realista cuando Jim tenía 1 año. Según el psiquiatra pudo constatar, la madre no tenía ni idea del significado de este regalo, llegando a preguntar “¿Entonces usted cree que mis amigas me regalaron el bebé de juguete por mi deseo de tener una nena?” En la reunión de equipo de psiquiatras y psicólogos sobre el caso de Jim, se decidió que la madre debía someterse a tratamiento para que entienda el significado de su deseo de tener una niña y lo que este deseo representaba para ella, para así poder superar la patología con respecto al dolor de haber dado a luz a un varón.[3] Este hecho particular de la madre desilusionada también se ha observado en muchos casos de personas con atracción hacia el mismo sexo que este autor ha tenido la oportunidad de entrevistar y cuyas madres nunca los aceptaron como tales. En la opinión personal de este autor, la desilusión de la madre y el rechazo del niño puede haber sido transmitido a este durante su desarrollo psíquico y emocional causando una grave herida que muchas veces requerirá de tratamiento para poder sanar.[4]
Obviamente que una madre o un padre que padezcan dicho trastorno deben ser tratados psicológicamente, pero ¿qué hacer en el caso de que uno haya sido el rechazado? También vamos a necesitar de terapia, especialmente la terapia del perdón, para poder superar una vivencia muy dura que seguramente se extendió por años. Es normal que esas vivencias dejen una herida que se puede haber cerrado, pero como toda herida ya curada, siempre queda una cicatriz. Lo bueno del tratamiento del perdón es que, al ser un proceso transformador, marcado por etapas concretas (dejar al descubierto las heridas, decidir perdonar y trabajar en eso), puede ser llevado adelante con una guía mínima. ¿Cómo darme cuenta si necesito terapia? Si el recuerdo me causa bronca o resentimiento, si esta bronca es intensa (aunque sea solo momentáneamente), si esa bronca o resentimiento me lleva a tratar mal a otros que no tienen nada que ver con la causa del dolor, si la bronca es regresiva (me hace actuar como si fuese niño o adolescente), si esa bronca permanece en el interior, si la bronca se basa en una injusticia y rechazo real por parte de los padres de uno.
Estoy por publicar próximamente un libro sobre el perdón y la terapia para superar heridas del pasado y transformar el presente. Si necesitas asistencia al respecto, no dudes en contactarme en la forma al final de esta página (o por mi whatsapp). Si quieres colaborar para llevar a cabo este proyecto, tu ayuda será bienvenida, ya sea financiera o por medio de tu testimonio. ¡Gracias!
[1] Cf. Zucker, Kenneth J., S. J. Bradley, y M. Ipp. “Delayed naming of a newborn boy: Relationship to the mother’s wish for a girl and subsequent cross-gender identity in the child by the age of two”, Journal of Psychology and Human Sexuality, 1993, 6, pp. 57-68.
[2] Cf. Muñoz Iturrieta, Pablo. Atrapado en el cuerpo equivocado: La ideología de género frente a la ciencia y la filosofía, Buenos Aires, Editorial Katejón, 2019, 160-163. La historia de Walter Heyer en profundidad se encuentra en Heyer, Walter. Trans Life Survivors, Bowker Identifier Services, 2018; Heyer, Walter. “I Was a Transgender Woman”, Public Discourse, April 1, 2015; Heyer, Walter. “Transgender Regret Is Real Even If The Media Tell You Otherwise”, The Federalist, August 19, 2015, http://thefederalist.com/2015/08/19/transgender-regret-is-real-even-if-the-media-tell-you-otherwise/.
[3] Cf. Zucker, Kenneth J., Hayley Wood, Devita Singh et al. “A Developmental, Biopsychosocial Model for the Treatment of Children with Gender Identity Disorder”, Journal of Homosexuality, 2012, 59, p. 382.
[4] Ver también Green, R. Sexual Identity Conflict in Children and Adults, New York, Basic Books, 1974.
Gracias, hno. Bendiciones.
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