Yo creo que a esta altura ya es más que evidente que los organismos estatales, totalmente poseídos de ideologías peligrosas para la humanidad, se han embarcado en un proceso de “deconstrucción” de nuestra civilización occidental. Y los niños no son inmunes. Las escuelas, como bien dice Juan Manuel de Prada, se han convertido en “corruptorios oficiales” donde los niños son adoctrinados ideológicamente por modelos que buscan alterar la incipiente vida afectiva y su sexualidad.[1]

Lo que hace tal vez 10 años llamábamos “corrupción de menores”, hoy en día se lo llama “formación en igualdad, tolerancia y respeto a la diversidad”; palabras que suenan muy lindas pero tras las cuales se oculta un proceso de ingeniería social que se asemeja muchísimo a procesos totalitarios de otras épocas. E incluso me atrevería a decir mucho más peligrosos, porque los comunistas de antaño te obligaban a aceptar su sistema a la fuerza, por la amenaza de muerte o los campos de concentración en el Gulag. Pero estos ideólogos modernos lo hacen transformando las conciencias de los niños, levantando la bandera de supuestos “derechos humanos” y demonizando a quienes no aceptamos la embestida como enfermos mentales afectados por la homofobia, la transfobia, la lesbofobia, y otras tantas «fobias» inventadas para la ocasión.

Y por mientras corrompen a nuestros niños con un supuesto derecho a ejercer la sexualidad, aunque el niño ni siquiera haya atravesado la pubertad, talleres de masturbación, sexo anal para aceptar la homosexualidad, experimentar todo tipo de orientación sexual, y, por encima de todo, encontrar el fundamento de nuestra identidad, es decir, descubrir cuál es nuestra identidad de género, ya que el sexo biológico impuesto por nuestros padres seguramente no nos corresponde…
A esto se tienen que enfrentar nuestros niños en el aula, desde Canadá a la Argentina, sin olvidar el desastre de lo que ocurre en Europa. Pero no todos los padres se quedan callados y se dejan llevar por el miedo ante el sistema totalitario del momento. Y ese es el caso de movimientos en toda Latinoamérica que están surgiendo en defensa de los niños y ejerciendo su responsabilidad enorme como padres. Tal es el caso también en España del llamado PIN parental.
El PIN parental vendría a ser una especie de objeción de conciencia con respecto a la educación de los hijos, es decir, a mis hijos esto no se les enseña porque va contra el orden natural de las cosas. Pero para pensadores como Juan Manuel de Prada es algo totalmente ineficaz, ya que estamos ante un Estado que le importa un comino lo que creemos en conciencia. Además, dicho PIN en definitiva perpetúa el mal que dice combatir, es como decir “enseñen eso si quieren, pero a mis hijos no”. Este tipo de objeción de conciencia hubiera servido si se respetase el orden natural y jurídico, pero los ideólogos detrás de la ideología de género y educación sexual corrompen de hecho a los niños creyendo sinceramente que los está educando en igualdad, tolerancia y respeto a la diversidad. Y encima presenta todo esto como un derecho del niño: “el niño tiene el derecho a escucharme y a que lo eduque, por eso lo voy a educar aunque eso vaya en contra de lo que digan sus padres”.
Pero más allá de si el PIN parental sirve o no sirve, lo interesante es que padres del mundo entero se están finalmente levantando y haciendo notar su disidencia. Porque se ha llegado a afirmar que “los hijos no pertenecen a los padres”, lo cual es obvio, nadie dice que los hijos nos pertenecen, pero el decir esto conlleva a que los padres no tienen ninguna responsabilidad verdadera sobre sus hijos. Por eso una vez que los niños hayan sido liberados de sus padres, ¿quién cuidará de ellos? El Estado.
Y no hace falta ir a Europa o Canadá para escuchar barbaridades al respecto. En Argentina, por ejemplo, la ideóloga Rosaura Barrios afirma que: “Los niños, niñas y adolescentes . . . son sujetos plenos de derecho y la tutela, cuidado, educación, mantención y protección queda a cargo de los Estados”.[2] Es decir, se argumenta que como todo niño es sujeto de derechos humanos, es el Estado, no los padres, los que deben velar por ellos. Pero esto ¿Por qué? ¿Qué me garantiza que el Estado va a cuidar de los niños, de manera generalizada, mejor que los padres? ¿Por qué es responsabilidad del Estado y no de los padres el educar, alimentar, proteger, guiar, aconsejar a los niños? Además, el Estado es una abstracción, porque en concreto quienes “cuidarán” a los niños serán personas menos capacitadas que sus propios padres y encima corrompidas, ya que para acceder a esos puestos de trabajo será condición el comulgar con la ideología, como de hecho pasa en Canadá, donde para poder aplicar a ciertos trabajos se exige el profesar un credo secular que incluye apoyo al aborto, la eutanasia, la perspectiva de género, y demás.[3]

Afirmaciones como las de Rosaura Barrios o las que se han escuchado estos últimos días por la ministra de educación de España, Isabel Celaá, niegan la realidad del Derecho Natural tal como se ha desarrollado en el Occidente, el cual se ha explicitado en el derecho civil, el derecho consuetudinario (en los países anglosajones), el derecho constitucional y el derecho Internacional (derecho de gentes), según los cuales se garantizan no solo los derechos del individuo sino también el lugar de la familia y los padres como pilares de la sociedad, ya que son preexistentes al Estado mismo. Como dijo hace unos días Santiago Abascal, presidente de Vox: «Los hijos no son de los padres pero tampoco del Estado, ni del PSOE [Partido Socialista Obrero Español] ni de Podemos». Y es por eso que si la familia es uno de los pilares de la sociedad, y los padres están llamados a formar ese pilar, el Estado no tiene ningún derecho y los padres tienen una tremenda responsabilidad de educar a sus hijos. Y es en función de esa responsabilidad que los padres tienen el derecho de velar por la educación de sus hijos. Y más todavía si el Estado busca pervertir la conciencia de sus hijos.

La función del Estado es de garantizar derechos, no la de inventar derechos nuevos e imponerlos por encima del derecho natural de los padres. Es decir, el Estado debe garantizar el derecho de los padres a educar a sus hijos, apoyarlos, defenderlos de cualquier ataque (tales como la ideología de género) e intervenir cuando de hecho los padres no puedan cumplir su función en cuanto padres, no en cuanto promotores de ideologías extrañas. La violación de los derechos naturales de los padres es ya un hecho en todos nuestros países por movimientos totalitarios, por lo que es necesario estar sumamente atentos a los cambios que se están introduciendo en los planes de educación y la legislación de muchísimos países.
Según los ideólogos de la educación sexual, lo que está en juego son los derechos del niño, por lo que todo aquel que se oponga a la educación sexual es “anti-derechos”, ya que todavía cree que los hijos son “propiedad de los padres (cual objetos)”.[4] ¿Pero esto es así, nos preguntamos? ¿Qué buen padre o madre ve a sus hijos como objeto? Lo que Rosaura Barrios o la ministra de educación de España plantean no es más que un insulto ideológico a todo padre y madre que lucha cada día por darle lo mejor a sus hijos. Es verdad que tenemos falencias, que nos cuesta, que a veces no tenemos los medios. Pero todo padre da todo por sus hijos y cuántas madres han incluso hasta abandonado una carrera para servir al prójimo (que son sus hijos). ¿Con qué fundamentos se puede afirmar que la educación sexual que provea el Estado “supera ampliamente la educación que cada familia pueda dar”?[5]
El problema aquí es que se plantea la educación sexual como un “derecho humano” que no se le puede negar al niño. Se sostiene que es obligación del Estado el proveer y velar por ese derecho. Sin embargo, es claro que se están confundiendo cosas, porque con afirmar que algo es un derecho no lo constituye como tal. Y en el caso de la Educación Sexual Integral es obvio, ya que carece de fundamentos filosóficos, médicos y científicos para poder llamarse educación. La ESI se usa para imponer la ideología de género, la cual es una falsa filosofía, nada más que eso, armada sin “conocimientos serios e interdisciplinares”.[6] Si fuese interdisciplinaria, ¿dónde están la biología, genética, embriología o psiquiatría, por nombrar algunas ciencias imprescindibles en este debate?
Ahora bien, si el PIN parental funciona o no funciona por culpa de gobiernos totalitarios, no deja de lado el hecho de que todo padre tiene una responsabilidad tremenda sobre cada uno de sus hijos. Y si el Estado la quiere avasallar, es hora de hacerle frente al Estado.
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[2] Barrios. “Es falso que cada institución puede decidir qué tipo de educación quiere dar”.
[3] Cf. de Souza, Raymond J. “Trudeau’s love of dictatorships is showing again at home”, National Post Jan 17, 2018, https://nationalpost.com/opinion/father-raymond-j-de-souza-trudeaus-love-of-dictatorships-is-showing-again-at-home.
[4] Barrios. “Es falso que cada institución puede decidir qué tipo de educación quiere dar”.
[5] Ob. Cit.
[6] Ob. Cit.
Gracias. Bendiciones.
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Gracias Pablo, protejamos a los niños y jóvenes de todo el mundo.
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Cada niño trae alegría a una familia. Inspirador mensaje presidencial.
Muchas gracias.
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Muchas gracias Pablo x traducir y acercarnos el discurso.
Tb agradecerte, si aun no lo hice, x tu periplo x Argentina. Muy generoso de tu parte. Estas invitado para cuando desees volver. Muchas gracias. Abrazo
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